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viernes, 3 de mayo de 2019

Las prometidas albóndigas.






Como se prometió, vamos a por unas albóndigas más o menos clásicas, en dos variantes: la sencilla-rápida y la elaborada. Ambas están buenas, aunque hay matices de textura y sabor. Vosotros elegís.

Necesitamos carne picada. En este caso era de vacuno, zancarrón. Puede ser mezcla de cerdo y vaca. O pollo. O, a su vez, pollo mezclado. Eso, al gusto. También usaremos setas desecadas. Y zanahoria, tomate seco y rehidratado, cebolleta, puerro. Especias. Siendo parcos vale sal y pimienta. En este caso había una punta de cúrcuma, orégano y canela. 

También hará falta un poquito de miga de pan humedecida, caldo de verdura o de pollo, y un par de huevos. Con todo ello a mano, vamos al asunto.

Las setas y el tomate se rehidratan en agua tibia durante una media hora.


Mientras, picamos la cebolleta y la mezclamos con la carne, sal, pimienta, especias -si las usamos- miga de pan húmeda y los huevos batidos. Dejamos reposar.

En una olla ponemos toda la verdura con un poco de aceite de oliva. Una vez dorada, añadimos el caldo justo, que cubra apenas, y dejamos cocer a fuego lento.

En este momento podemos elegir: bien dar forma a las albóndigas, enharinarlas, freírlas, escurrir y reservar, o bien tan sólo darles forma. Cada quien prefiere un estilo. En esta receta, son sin freír previamente.

Las setas se añaden a la verdura. Diez minutos más tarde podemos sacarlas aparte, estarán hechas. Con la batidora convertimos las verduras en salsa espesa. Y cuando hierve despacio, introducimos las albóndigas cuidadosamente.


El tiempo de hervor lento depende del tamaño de las albóndigas y de lo jugosas que las prefiráis. Como mucho, 15 minutos (si no son pelotas de tenis). Queda así, una vez emplatado:


Ahora falta un poco de pan, un poco de hambre...y buen provecho.



Imágenes propias, bajo la misma licencia que el blog.