Cuando viajamos lo importante suele ser todo lo que vamos a visitar del lugar elegido, y al hospedaje solo le pedimos que sea limpio y nos cobije durante unas pocas horas. Pero después de un día de caminatas, emociones y descubrimientos apetece volver a una casa antigua con sonrisas nuevas, voces cálidas y la quietud de la judería. Un lugar mágico donde los años fluyen y las voces permanecen al igual que pasan.
Hostal Osio: muros gruesos, ventanas y vigas de madera; un pozo, escaleras que se abren en abanico. Plantas, muchas plantas que florecerán en primavera.
No es lugar de paso, sino de reunión, de compartir. Un cruce de caminos y de gentes que son amables: te sonríen. Te dan los buenos días en una cocina común donde por cortesía se ofrece desayuno.
No lo dudéis, gentes de mochila o de maleta pequeña. Es lo que estabais buscando. Bueno, bonito, barato. Hay habitaciones privadas y otras compartidas.
Por cierto, no en noviembre pero más tarde hay un solarium para desayunar o disfrutar al aire libre. Y en el patio diferentes ambientes donde charlar, leer, jugar juegos de mesa acompañados de la tranquilidad y el silencio.
Gracias a Inma y a todos sus compañeros por crear una visita inolvidable. Volveremos, y os invitamos a que los conozcáis.
Imágenes propias. Bajo la misma licencia que el Blog.
Ainhoa y Guille.
No os lo perdáis si pasáis por Córdoba. Os va a encantar.
ResponderEliminarY seguro que repetiréis.
EliminarEspero que encontrárais a buena gente en vuestro camino y estancia en Córdoba. Seguro que el hostal Osio es lugar de encuentro.
ResponderEliminarUn saludo
Si Carmen encontramos gente interesante y sin duda es un lugar a tener en cuenta. Un abrazo y buena semana.
Eliminar