El Libro de Sent Soví es un recetario de cocina de autor anónimo fechado en el siglo XIV, escrito en catalán medieval, del cual sólo conservamos dos manuscritos. Resulta interesante por sus recetas, una ventana a través de la cual asomarse a las cocinas y los gustos de hace setecientos años. Quizá lo más atrayente y colorido es el retrato que dibuja: una sociedad próspera y curiosa, abierta a todo tipo de intercambios comerciales, con un abanico de materias primas muy variado.
Los productos locales -verduras, frutas, legumbres, setas, pescados y mariscos, volatería, huevos, carnes, quesos- aparecen en la misma medida que un amplio surtido de especias importadas y sus sustitutos para cocinas menos pudientes: hierbas, zumos de cítricos, vinagres, leche de almendras. En general se trata de una cocina que tiende mucho a los sabores dulces en casi cualquier plato, pero gran número de sus recetas se han actualizado para incluirlas en menús estilo medieval que no resulten tan extraños.
Excepto el Asado de Gato, por supuesto. Quienes han estudiado los manuscritos no se ponen de acuerdo. Algunos opinan que se trata de una mera broma; otros sugieren que tiene algo de siniestro relacionado con hechizos, y hay quien defiende que comer gato no parecía tan extraño. En cualquier caso, se trata de gato asado al espetón con una picada de ajo y aceite de oliva como salsa. Lo curioso es la advertencia que incluye la receta: "Cogerás un gato y lo degollarás. Y cuando le cortes la cabeza tírala, y guárdate de que nadie pueda comer la sesada, porque si lo hace se volverá loco."
Bibliografía
Lladonosa i Giró, Josep.: La cocina medieval. Barcelona, Laia, 1984.
Imágenes:
Página del manuscrito del Libro de Sent Soví (Biblioteca Universitaria de Valencia)
Debe ser una "gozada" ese libro. Podrías traernos alguna de las recetas a tus páginas, seria muy curioso. Lo del asado de gato no me parece extraño - si exceptuamos lo de la sesada -, tengo entendido que en la Albufera de Valencia la paella se cocinaba con carne de rata de agua...y no hace tanto tiempo.
ResponderEliminarBesos Leonor
Gracias, Ambar. Tendré en cuenta tu sugerencia de recetas. En cuanto al gato, cuando yo estudiaba había un bar enfrente de la facultad de Medicina que los viernes se llenaba hasta la bandera porque ponía como tapa con la cerveza liebre guisada. Buenísima. Hasta que llegó Sanidad y destapó la liebre: era gato. Echaron el cierre y se armó un escándalo, pero al menos yo puedo jurar que está bueno.
ResponderEliminarM esé de algún escritor que se intitula novelista de historia que debería leerse tales manuscritos para ambientar correctamente la época medieval en que dicen se desarrollan algunas de sus tramas...
ResponderEliminarUn saludo
Como dice el refrán, Carmen, 'el diablo se esconde en los detalles'. Gracias por tu comentario,un saludo.
ResponderEliminarLlego aquí por casualidad y me llamó la atención el título de la entrada. Libro interesante sin duda. Gato asado no, pero debo ser de las pocas personas que han comido, mejor probado, gato guisado, era una chavala pero lo recuerdo muy bien, cosas de mi padre. Saludos.
ResponderEliminarSaludos, Mara. Pues ya ves, al menos dos personas de por aquí hemos probado el gato. Bienvenida.
ResponderEliminarDicen en mi pueblo que el que pillaba un gato despues de la guerra como si le hubiera tocado la loteria. Y lo creo.
ResponderEliminarYo también lo creo, Pedro. He oído contar historias así. Y he comido gato, ya ves XDD
ResponderEliminarEn una bodega de mi ciudad, hasta hace bien pocos años, unos amigos se reunían para comer carne de gato (que, al parecer, sabe a conejo). No sé si la costumbre la adquirieron en la posguerra, pero lo que cuento es absolutamente real. Y pensemos que el término "pelagatos" tiene un fundamento.
ResponderEliminarSegún decía mi padre, Cusac (que era veterinario y en la guerra comió de todo) la única diferencia está en la forma de las costillas. Igual por eso en el bareto que cito ponían trozos de pata y nunca costillares. A Sanidad le dio lo mismo XDDD
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