No tenía
muy claro dónde poner este post, quizá porque en cualquiera de los dos blogs
pegaría perfectamente. Muchos de nuestros recuerdos se basan en imágenes,
sonidos, tacto y, como no, en olores.
El domingo
nos apeteció liarnos la manta a la cabeza y hacer un bizcocho para tener algo
dulce que degustar durante la semana. Pendiente queda el poneros el reportaje fotográfico y la receta ya que es
muy fácil y es más sano que muchas de las galletas o bollería que podemos
comprar, y más barato.
Cuando
pasado un rato en el horno comenzó a desprenderse el olor a postre y masa
fermentada, cerré los ojos y recordé
tantos olores que han formado parte de mi vida, y pensé en los que quedan por
descubrir y disfrutar.
Si cerramos
los ojos seguro que somos capaces de recordar muchos de ellos: a ropa limpia, a
primavera, a algún lugar en particular que nos traerán muy buenos recuerdos.
No es un mal
ejercicio de relajación y memoria, que en épocas de estrés y melancolía nos
ayuda a estar de mejor humor y a
ejercitar a nuestro buen amigo el
cerebro.
A veces me
gusta salir de la habitación en la que me encuentro y volver a entrar para
percibir los olores que hay en ella, sobre todo si antes hemos cocinado algo exquisito,
o puesto incienso
.
Los libros
también tienen sus propios olores: desde el arqueológico polvo hasta la temida
humedad, o haberse quedado impregnado del
olor de algo que se guardó entre sus propias hojas.
Una flor,
una carta escrita hace años, el recorte
de un periódico o la muestra de alguna
revista, ya sea de colonia o crema. Un número de teléfono, una foto antigua en
blanco y negro con olor a perfume de hombre o mujer.
Los joyeros
o cajas de madera, también son lugar de olores poco frecuentes, allí reposan
secretos y recuerdos. Los desvanes, camarotes y trasteros que tocan el cielo y
los garajes y bodegas también tienen su propia gama de aromas, que despiertan
nuestros sentidos y curiosidad.
Un último
apunte seria la reflexión de los dos polos de este mundo de los olores. Nos
disfrazamos de tantas fragancias con cremas y colonias, y una larga lista de
componentes químicos, que estamos creando alergias que antes no existían, y no
nos permitimos disfrutar de nuestros propios olores corporales que normalmente
nos avisan de lo que ocurre en nosotros mismos.
El otro
polo es querer conseguir la ausencia de olores menos agradables, respondiendo a la pregunta aquella que decía un
anuncio ¿A que huelen las nubes?
Las nubes olerán
a todo aquello que haya entrado en contacto con ellas. Lo mismo pasa con
nosotros, somos aquello que nos rodea por lo tanto menos química y más agua y jabón.
¿Qué olores
os gustan y cuales os traen más gratos recuerdos?
Autor: Sten Porse.
Recuerdo el olor de jabón casero (como ese que ponéis en la foto) que usaba mi madre para lavar los platos cuando era pequeña, y el aroma a galletas recién hechas en casa de mi tía, y la fragancia de mi padre cuando me abrazaba y tomaba en brazos de pequeña, y tanto s y tantops otros,,,
ResponderEliminarUn saludo
Muy buenos olores y recuerdos, yo recuerdo el olor a los potajes que hacia mi abuela, a leche de la vaquera, a pan recien hecho y magdalenas de la pacificadora de cerca de casa.... gracias por compartir tus recuerdos con nosotros. un abrazo.
ResponderEliminarRopa planchada en armarios con saquitos de tela llenos de cantueso. Fritura de roscos de navidad. El incienso haciendo de monaguillo. La triste lluvia que hacía oler a barro y recordaba que se acabó el verano, otra vez a la escuela. Miles de recuerdos. Un texto perfecto, Leonor.
ResponderEliminarGracias Juan Marcos, me gustan tus recuerdos, y hace que recuerde algunos míos también lo bueno es recordarlos y que nos traigan buenos momentos y disfrutar de ellos en compañía. un saludo y hasta pronto.
EliminarLa panadería del pueblo, las rosquillas que freía la abuela, el cantueso en las calles de piedra y de barro antes de la procesión, el olor a colleja que me darían oliendo los libros de la escuela (era mal estudiante), e de los animales en el corral...Tantos olores.
ResponderEliminar:) muy de pueblo, yo también recuerdo el olor a los animales, a paja húmeda, a excrementos que se convertían en abono, el olor a hierba recién cortada, a tierra mojada, a los cirios de la misa, y a la misma iglesia y sus olores.
EliminarMe acuerdo de los olores de vacaciones. Del mar, que me impresionó mucho y olía a sal y a arena y a toallas, a cosas que nunca había olido antes, todas nuevas...
ResponderEliminarMuy bonito, a mi el mar y la playa y sus olores me gusta, recuerdo el olor, a la bolsa de playa o monte según fuera el viaje, de paja, donde cabía de todo y olía a comida, a crema para el sol, a niños a cubiertos, a muchas cosas. gracias Aur.
ResponderEliminarPrecioso. Yo recuerdo el olor del río en verano, cuando había vacaciones y nos ibamos a merendar a las choperas y no nos dejaban coger cangrejos porque éramos muy niñas. El olor del pan con chocolate, o del pedazo de bizcocho, y el de la cuerda con la que saltábamos. Y el olor del barro con el que hacíamos comiditas. Cuanto tiempo.
ResponderEliminarLas meriendas de pan y chocolate, de nocilla los juegos en verano, los rios y la cuerdas, las tabas, las cocinitas todo eso lo recuerdo yo también los atardeceres y la hora de ir a cenar y si había suerte poder salir de noche a volver a jugar y extasiarse con los olores de una noche de verano. Me encanta tu comentario y me trae muchos recuerdos gracias Alodia.
EliminarYo sabía el día de la semana por lo que olía cuando entraba a casa con la cartera del colegio. Muy mal los jueves porque entonces odiaba las alubias con chorizo y oreja. Ahora mataría por un plato XD.
ResponderEliminarYo recuerdo la subida de la cuesta con mas hambre que los pavos de Manolo y el olor a lo que hubiera y subir las escaleras como una legión romana preparada para el asalto. muy buen recuerdo, Len un saludo.
EliminarA mí me encantaba oler lo que había en las repisas que no se podían tocar. Las colonias de mamá, que eran dos. Las cosas de afeitar de papá, el botiquín que era una caja de lata de cola cao con mercromina y linimento y calcio 20. Los polvos de talco, la locion para los piojos, los parches de Sor Cristina jajajajaj
ResponderEliminarEn casa de mis padres el botiquín era un armario que estaba en todo lo alto de el armario del comedor, recuerdo la lata de metal esta de gasas que tenia la mercromina y el agua oxigenada dentro y que salia muy a menudo cuando veníamos aporreados de la calle. un saludo Chelo.
EliminarYo me acuerdo del olor del betún que venía en lata, con su trapo, su cepillo y su bayeta amarilla. Era de los mayores de los hermanos y me tocaba los domingos limpiar los gorilas de los mas pequeños, primero quitando los cordones y luego poniéndoselos otra vez. me daban ganas de matarlos cuando los ensuciaban jjajajajjajajjaaaj
ResponderEliminarnosotros no somos tantos como vosotros pero eso de dar betún pulir betún era cosa de los findes, antes de ir a misa o si tocaba alguna comida o reunión familiar y a sacarle brillo con unas medias viejas que solían se de mi madre. No acababa de gustarme el olor a betún. un saludo Andres.
EliminarMe encantaba meter la nariz cuando ni llegaba bien a ver la mesa que hacía de obrador y se preparaba toda la dulcería de Navidad. Tortas de manteca, de chicharrones, de anís. Mantecadas, sobaos, magdalenas. Y roscos de matalahúva, roscos de vino, roscos de ajónjoli. Frutas de sartén, buñuelos de viento. Y flanes. Enormes.
ResponderEliminarTarta de manzana y flanes, y torrijas, leche frita, buñuelos... se hacían en casa de mi abuela, me gustan los dulces pero lo que mas recuerdo en su casa era el olor a tortilla de patata.
EliminarA mí me gustaba el olor de la mañana, porque era madrugador. El del calor de la casa que se iba yendo al abrir todas las ventanas, el de la leche y las galletas, el de la tierra y el caminillo cuando iba a la escuela. De los de la noche ya no se tanto, hacía deberes, meredaba y me quedaba como un tronco en cualquier sitio jajajja.
ResponderEliminarMuy bonitos recuerdos olorosos, Fearn Fall, yo también recuerdo de las mañanas el olor a fuego de la cocina económica, a leche y galletas también el olor a grasa que se ponía a las botas sobre todo los días de grandes nevadas. un saludo.
EliminarYo era mocosa, de pequeña, y cogia todos los resfriados y males infantiles. Por eso me acuerdo mucho de los vapores, del olor de las tisanas, del olor horrible del aceite de higado de bacalo y del calcio 20, del linimento, el vicsvaporub...Luego se me pasó, al crecer, y los olores eran todos nuevos. Fue precioso aquello.
ResponderEliminarSeguro que si sobre todo descubrir cosas nuevas y un mundo todo enterito de olores y mas cosas, un placer leerte de nuevo Encina y espero que tengas una gran semana. un saludo.
EliminarEs perfecto, Leonor. Perfecto. Yo recuerdo mucho el frío y el hielo, que huelen a su manera, y el olor a grava y hierro. Vivía al lado de una estación de tren que ya sólo era apeadero y luego ya no fue nada y se volvió un lugar fantasma. El hierro huele de muchas formas distintas, con sus matices.
ResponderEliminarA mi las estaciones también me traen muchos recuerdos, y esos olores a hierro y mezclado con la grava y todo lo que crece en los mundos donde nadie es el rey el oxido de donde renace la naturaleza. un saludo Sota.
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