Para estas navidades quería hacer un regalo especial en todos los sentidos para Thorongil, que pudiéramos usar ambos para que nos trajera paz, que fuera un desafío a mi creatividad y no costara un Peru.
Había visto muchos por la red a tamaño natural jardines muy sobrios y a la vez llenos de paz y armonía, la lástima es que no vivimos en el palacio de Oriente y el espacio que tenemos es mas reducido.
Pensé en mini, me tomó mucho tiempo y fui haciendo las cosas muy poco a poco, vi jardines zen en miniatura en la red y fui mirando a mi alrededor hasta que encontré todo lo que podía necesitar.
Comencé por el continente, tenia que encontrar una caja, curiosamente, teníamos una. Había contenido inciensos y olía de maravilla el problema es que necesitaba un cambio de imagen.
Recurrí al betún de Judea y me puse manos a la obra, con paciencia le di una capa y esperé a que se la chupara, otra mas hasta que parecía que no necesitaba mas.
Para darle un poco de brillo le di una capa de laca de bombilla y este fue el resultado.
Ahora tocaba rellenarla de piedras pequeñas o de arena eso ya es cuestión del artesano o de los gustos del destinatario, si tenéis facilidad para conseguir arena de playa o piedras en un rio adelante.
Yo las tenia en mi haber y además en varios colores, de estas veces que compras algo por si acaso y normalmente cuando lo compro sirve para algo.
Se cubre el fondo de piedras y se dejan planas para poder poner cosas sobre ellas.
Ahora se necesita un rastrillo, el nuestro es un tenedor de plástico, (hay la posibilidad de hacerlo a mano, o comprarlo) y lo que se le quiera poner, piedras, materiales naturales, velas inciensos o lo que se nos pueda ocurrir que tenga sentido para la persona que vaya destinada.
Aquí os dejo algunos de mis diseños.
La luz de una vela, un poco incienso, musica relajante y diez minutos en nuestro jardin Zen y tranquilidad para el fin de la jornada.
Que lo disfrutéis.
Por cierto al destinatario le gustó. :)
Imágenes propias, bajo la misma licencia del Blog.