No traga. Ni a cañonazos. Y eso que el tapón es de los de rejilla, y somos gente cuidadosa. Existen múltiples productos químicos, todo el mundo lo sabe. Lees el bote por detrás antes de comprarlo y piensas que casi mejor llamar a los artificieros. Que no entre en contacto con la piel, no se inhalen vapores, se usen dobles guantes, lo funde todo, garantizado. Hasta las tuberías de plástico rígido. Carallo, pero las tuberías son justo de eso...¿las viejas, las de plomo contaminador, también las fundía? También. No lo compras. Casi sales silbando al descuido, no sea que te tomen por un pelucas en edad peligrosa que ahora se ha leído en la red como ir al super y meterse a dejar por monaguillo a Unabomber. Mejor no.
Probad el plan B. Un vaso -como los de vino, 100 cc.- de bicarbonato. Lo echáis por el fregadero atascado tras quitar la mayor cantidad de agua que podáis, mejor toda o casi toda. Lo dejáis un cuarto de hora. Y luego vertéis encima medio litro de vinagre. Hará burbujas y espumarajos, no pasa nada. Otros quince minutos. Por fin, una olla de agua hirviendo que arrastre bien.
Como veis, hay dos cubos. Uno bajo la salida de cada seno del fregadero, en éste caso son dos. Veis también los tapones a rosca en la parte inferior de cada tubo. Se desenroscan. De ahí caerá...un barro muy arqueológico, lo que queda de la causa del atranque. Se saca todo, se limpia y se vuelven a enroscar los tapones. ¿Resultado?...
Ya traga. Probadlo, funciona. Y, como 'medida prudente', ya que se trata de un remedio barato y muy poco agresivo, si se hace una vez al mes se evitan males mayores.
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