Una pizza de domingo noche inspirada por aquello de que algunos frailes no comen carne, la cerveza era de abadía, y (por otra parte) lo que hay en la nevera manda.
Base de pizza: eso ya sabéis. Hay quien la hace, quien la compra en un horno, o congelada en un super; el grosor de la masa es otro asunto muy personal, de modo que quede al gusto de cada quien elegir su estilo.
Queso. Quesos, en este caso. Una mitad lleva salsa de tomate a la griega, espesa, hecha con queso Feta y tomates deshidratados. En esa parte se hace un hueco con una cucharilla y en los huecos se cascan unos huevos de codorniz. Le da un toque distinto.
En la otra mitad se espolvorea orégano y se colocan unos filetes de anchoa en conserva. Luego se lleva al horno, y a cenar.
La cerveza tostada posee toques de caramelo, especias, cereal y frutos secos. Es fresca en la boca, y va perfectamente con sabores algo intensos -la parte de anchoas de la pizza- o picantes (la otra mitad).
Imágenes propias, bajo la misma licencia que el blog.