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jueves, 25 de septiembre de 2014

Decorar sin gastarse un riñón.


Ahora que tenemos la casa pintada y limpia, hemos decidido cambiar un poco la decoración y crear espacios diferentes a los que teníamos antes.

Todo esto es parte de un proceso que se venía fraguando desde hace ya tiempo, y que queremos plasmar en estas líneas y compartirlo con todos vosotros.

Mi madre llevaba mucho tiempo soñando con comprarse una cocina nueva, podemos hablar de unos cuantos años. Por unos motivos u otros, no había podido hacerlo.

Hasta que un día se planteó en customizarse ella misma la cocina. Lo más difícil de todo esto es vencer los miedos y atreverse.



Mucho trabajo, plástico autoadhesivo, pintura, imaginación,  perseverancia, y ha conseguido una cocina hecha a su medida, como ella quería.




Pero no es lo único que ha hecho, tiene en su haber una larga lista de cambios en su casa, desde pintar armarios hasta reconvertir espejos, lámparas y muchas cosas más.






Ahora yo en primera persona estoy siguiendo ese camino, y veo las cosas de otra manera, por lo pronto que tiramos a la basura tanto que puede servir para mucho.

Que compramos a veces sin tener en cuenta de lo que tenemos y que puede tener una segunda, tercera y cuarta vida.

Nos hemos vuelto en vagos, y nos han vuelto también, más o menos al cincuenta por ciento: nos han acostumbrado a que es mejor que nos den todo hecho.

Esto significa muchas cosas, lo que compramos y tenemos pierde su valor, ya que no sabemos cómo se hace ni el tiempo ni las materias primas que se necesitan para hacerlo.

Trabajamos, y hasta acabamos por no darle el valor que tiene a lo que hacemos, ya sea en el campo en una fábrica, o en el sector servicios.

No es malo de vez en cuando ser uno mismo quien se pinte su casa, pinte un mueble, haga pan o jabón y así pueda trasmitir a los suyos y compartir con sus amistades el valor del trabajo bien hecho.

Es curioso de todo lo que se deshace la gente, o no quiere y acaba en tiendas de segunda mano, o en los vertederos, muchos objetos y cosas a las que los más avispados le dan una segunda vida.

Llegó a mis manos una estantería de serrín prensado prácticamente nueva. Necesitaba una, me lo planteé, compré pintura, brochas y pinceles y después de unas pocas horas de trabajo  y varios días este fue el resultado.






Así que gran parte de esta historia es revisar nuestros bolsillos y mirar lo que tenemos por casa y qué queremos cambiar.

 Después ver que se va, o donándolo o dándolo a alguien que le pueda interesar, o hasta podemos plantearnos trocarlo por algo que nos haga falta.

En internet hay muchos grupos y lugares,  en  barrios y ciudades cada vez hay más mercadillos,  reuniones en los que la gente cambia, trueca  y, sobre todo, ahorra.

La  segunda parte es la de ponerse de acuerdo en qué se puede aprovechar, y pensar en cómo puede dársele un nuevo uso o look.

En internet hay bastantes tutoriales, y blogs que pueden servir de mucha ayuda antes de ponerse manos a la obra. Más vale ir despacio y con tacto que correr y hacerlo mal. También hay que tener en cuenta que el resultado posiblemente no sea el de la foto, por lo menos las primeras veces.

Cuando nos hemos puesto a ello, no nos olvidemos tener todo lo que necesitemos a mano, para no pasearnos. Si vemos que el trabajo se nos hace cuesta arriba o nos obcecamos, mejor dejarlo para otro momento.

Hacer este tipo de cosas tiene que ser gratificante, no un castigo: una manera de plasmar nuestra creatividad.



Imágenes propias, bajo la misma licencia del blog. 







sábado, 13 de septiembre de 2014

Enchiladas...con toque fusión.



Se ha hecho tarde, de modo que las enchiladas necesitarán imaginación. Hay cebolleta, un poco de pimiento verde, una zanahoria (no es canónico, pero no queda mal), salsa de tomate (muy poca), pechuga de pollo y...

Es lo que está en la sartén, junto con las clásicas especias mezcladas para platos mejicanos. Va a quedar triste. Entonces, se rebusca en la nevera el toque de contraste. Caramba, chutney. Ya, eso es hindú. Pero es picante, ácido y fresco. Chutney de lima y chile, ni pintado. También está en la sartén.


Una vez puesta a punto la mezcla, el resto es sencillo. Se pone en las tortillas, se enrrolla, y se añaden quesos. Rallado o fundible. Para no complicarse la vida, ambos.


Un golpe de grill para que funda el queso. Y la salsa es yogur tipo griego mezclado con una cucharada del chutney del que hablé antes. Imaginación. Y buen provecho.




Imágenes propias, bajo la misma licencia del blog.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Tu te pones la coleta yo me pongo el kimono. (Sushi)



 En esta ocasión fue la semana oriental en una cadena de supermercados y nos llamo la atención un kit de hacer sushi.


De precio asequible y bastante completito para principiantes como nosotros, traía el arroz, las algas nori, palillos para ir cazándolos, y su esterilla de bambú para hacerlos. También venían algunos aderezos para acompañarlos: jengibre en laminas, rábano verde picante...  Lo que tocaba poner era el relleno.



 Nos decidimos por hacerlos de trucha y langostinos crudos acompañados de zanahoria y aguacate.



El arroz  tiene un tiempo de coción de unos 15 minutos y lo dejamos que se enfriara a su amor, poniéndole un poco de vinagre de arroz.



Lo ideal es, si vais a cenarlo,  cocerlo  después de comer y dejarlo que se enfrié a su aire.



Ponemos unas servilletas o lienzos  en la superficie de trabajo y encima de ellos la esterilla y una lamina de algas siempre la parte brillante hacia abajo.



Necesitamos un cuenco o recipiente con agua para mojarnos las manos mientras vamos poniendo el arroz sobre la lamina, lo mas uniforme y extendido posible, recordando dejar una porción de sitio libre.




En el primero pusimos la zanahoria, la trucha y el langostino. 


Hay que tener en cuenta las divisiones ya que despues el rulo se presentara cortado.

Hicimos lo mismo con el segundo rulo, aguacate, trucha y langostinos.



Ahora viene lo mas complicado que es hacer un rollo de cada una de las laminas de algas, con todo lo que hemos puesto dentro sin que salga un churro americano. 



Mucha paciencia, hacedlo muy despacio. Os podéis ayudar de la esterilla de bambú, que para eso está.  Para pegarlo no hay nada como poner en los dos  extremos vinagre de arroz.

A la hora de cortarlos ponedle al filo del cuchillo también un poco de vinagre y suerte.

Este es el resultado del Sushi. 







Acompañado de una cena oriental, hindú, mereció la pena.




Sayonara :)


Imagenes Propias, bajo la misma licencia del Blog.