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viernes, 14 de noviembre de 2014

Betún de Judea.



Uno de los terrores de la escuela: ponerse como un carbonero con la lata de betún. Por cierto, todavía existe. Ahora viene en botella de cristal con tapón doble de seguridad, pero eso no elimina el riesgo potencial de la negra mancha que sólo sale con disolvente industrial. Si es que sale.

El betún se emplea para avejentar figuras de yeso o resina, madera, conglomerado e incluso cuero. Jugando con el disolvente se obtienen tonos más o menos claros, sombreados y efectos de textura. 

También sirve para restauraciones caseras de objetos deteriorados, rotos y vueltos a pegar, desconchados o rayados. Puede aplicarse sobre pintura acrílica, cuyos colores resultan también oscurecidos.




Una explicación más técnica, tomada de Wikipedia:

El betún o bitumen es una mezcla de líquidos orgánicos altamente viscosa, negra, pegajosa, completamente soluble en disulfuro de carbono y compuesta principalmente por hidrocarburos aromáticos policíclicos. Nombre genérico de varias sustancias, compuestas principalmente de carbono e hidrógeno, que se encuentran en la naturaleza y arden con llama, humo espeso y olor peculiar. En la historia fue producido por Finlandia desde el siglo XVII hasta el siglo XX, cuando los barcos eran de madera. Lo producían los finlandeses por la destilación seca de los pinos muy viejos.

Se encuentra a veces en grandes depósitos naturales, como en el lago Asfaltites o mar Muerto, lo que se llamó betún de Judea (al que a veces se llama 'betún de Judea' o 'judaico', pero que es una mezcla de minerales y betún).





Imágenes propias, bajo la misma licencia del blog.

4 comentarios:

  1. Las técnicas son sencillas, Juan. Vale que hay que tener pulso, cierta formación (y práctica) previa, pero la artesanía es como todo: aprender, probar, equivocarse, preguntar y seguir trabajando.

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