Para hacer una crema de calabaza hace falta calabaza, claro. Pelarla, quitarle las semillas, trocearla y cocerla en agua con sal o -mejor- en caldo de verduras. Luego hay que pasarla bien por la batidora o por el pasapuré manual de toda la vida. Y, en una u otra opción, por el colador chino. Se trata de obtener una textura lo más sedosa posible.
Aparte se tuestan o se fríen unos trocitos de pan duro. Con eso basta, pero si tenéis restos de jamón serrano tampoco estorba cortarlos en virutas y tostarlos un poco.
Lo demás, facilísimo: se calienta la crema, se rectifica de sal, se añade pimienta negra molida y se presenta con sus virutas de jamón y el pan tostado/frito.
Acompañado de una tortilla de patata, cebolla y pimiento rojo es una cena barata, sana y calentita. La crema que os sobre puede congelarse perfectamente. Buen provecho.
Imágenes 2 y 3: propias, bajo la misma licencia que el blog.
Yo la preparo muchas veces en invierno, siempre le añado un poco de cebolla y patata y una vez cocido lo paso por la batidora. Me encanta.
ResponderEliminarBesos
Otros matices para la receta: muchas gracias, Ambar.
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