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viernes, 10 de agosto de 2018

Sí: garbanzos en agosto.





Garbanzos en frío, claro. Para empezar, entran en varias categorías interesantes: vegano, multicultural, barato, rico en proteínas, fresco, rápido, fácil.

Como base sirven tanto garbanzos que hayamos cocido previamente como los de frasco de cristal. El resto es lo que veis: tomate, cebolleta o cebolla, espárragos. Por supuesto, pueden usarse otros complementos.

La variación principal está en los detalles: se les llama "hindúes" porque existe un plato casi idéntico cuya personalidad estriba en la cúrcuma, el zumo de lima y semillas -o frutos secos- para componer el conjunto. También se les llama "morunos" cuando incorporan menta picada, uvas frescas o pasas, y un toque de tahín o pasta de semillas de sésamo. De un lado a otro del mediterráneo hasta la mitad sur de India hay cien maneras de hacerlos. Elijamos una.

Tenemos los garbanzos cocidos, bien escurridos. Picamos muy bien una cebolleta -incluyendo la parte verde- y la ponemos a pochar a fuego lento con un poquito del aceite que hayamos escogido. Mientras, decoramos el plato: rodajas de tomate, espárragos, o tal vez calabacín y/o berenjena a la brasa, u otra verdura cruda o cocida. O ensalada. Imaginación.

A la cebolleta se le incorporan los garbanzos, y las especias o hierbas elegidas. Mezclando despacio para que se uniformicen los sabores. Puede añadirse un poquito de caldo frío de cocción (si los cocimos previamente), o incluso un cacillo de agua. 

Dejamos que se entibien antes de corregir de sal y especias, añadimos un chorrito de buen aceite, y ya nos contaréis.






Imagen propia, bajo la misma licencia que el blog.




2 comentarios:

  1. Un plato completo y sano. Ademas con algunos cambios ideal para todo el año.

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  2. Cierto. Y con las famosas tres b: bueno, bonito, barato.

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